
Ante la presencia del dios, Dhruva se olvidó del objetivo de su penitencia, y sólo pidió poder recordar perfectamente la presencia de Dios el resto de su vida. Complacido, Vishnú le concedió el deseo y decretó que el muchacho alcanzara finalmente dhruvá pada (la posición de la estrella polar): se convertiría en un astro, que ni siquiera sería tocado por el pralaia (el cataclismo final, que destruye todos los astros del universo, incluida la Tierra).
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