Sin embargo Yamato salió victorioso de todos los combates. El emperador no cejó en su empeño por matara su hijo y lo envió a tierras orientales donde conoció a su tía Yamato hime. El emperador trató de matarlo nuevamente, sin embargo la princesa Yamato le mostró compasión y le prestó la espada sagrada llamada Kusanagi no tsurugi.
¡Nos cambiamos de casa!
Hace 13 años
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